Lupa en latín significaba meretriz. Según una interpretación más prosaica, por lo tanto, los dos gemelos habrían sido cuidados por una prostituta y no por una loba. De ahí el término lupanar: en el transcurso de toda la historia romana fueron los lugares destinados al placer mercenario, auténticas casas de citas, algunas de las cuales son aún visibles en las ruinas de Pompeya.

El lupanar se indicaba con un escrito en el exterior que rezaba "Hic hábitat felicitas", aquí habita la felicidad.

Cuenta la leyenda que Numitor, rey de la ciudad de Alba Longa, en el Lacio italiano, fue destronado por su hermano Amulio. Para evitar que algún descendiente de su hermano pudiera volver a gobernar, Amulio mató a sus hijos varones, y obligó a su hija, Rea Silvia, a convertirse devota de la diosa Vesta para evitar tener hijos. Sin embargo el dios Marte se enamoró de ella y la sedujo. De su unión nacieron los gemelos Rómulo y Remo.

Amulio, temeroso de tener en el futuro dos posibles rivales, ordenó su asesinato pero el hombre encargado del infanticidio no pudo y los abandonó a su suerte en el río Tíber. La corriente llevó la cesta donde estaban a un pantano entre las colinas Palatino y Capitolio. Ahí fueron cuidados y alimentados por una loba llamada Luperca y un pájaro carpintero, los animales sagrados de Marte; después los encontró un pastor que era porquerizo de Amulio, y decidió criarlos en secreto con su esposa. Una vez que crecieron, se les reveló su verdadera identidad

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