Leonardo tardó varios años para elegir a sus modelos para realizar los bosquejos previos a la pintura. Esta era una de sus características particulares ya que la mayoría de sus contemporáneos usaban a los mismos modelos en diferentes obras. Leonardo no, el elegía cuidadosamente a esas personas en función de lo que quería que transmitieran sus imágenes.

Según la leyenda, para pintar a Jesús eligió a un joven que representaba exactamente lo que buscaba: vida y fuerza espiritual. Trabajó con él por 6 meses hasta lograr su objetivo.

Pero el personaje para el cual no lograba conseguir modelo era Judas.

Pasado bastante tiempo el Prior de Santa María delle Grazie se quejó frente al Duque Ludovico Sforza, que era quien había encargado la obra para el refectorio del convento.

Leonardo buscaba una cara que transmitiera traición y depravación. Apremiado por el Duque se dirigió a la cárcel, al lugar donde estaban los condenados a muerte, y allí encontró a un hombre cuyo rostro reflejaba maldad, odio y villanía. Entonces pidió al Duque que pospusieran la ejecución para que él pudiera bosquejar su rostro.

Cuando terminaron el trabajo el modelo se dirigió a Leonardo preguntándole si no lo reconocía, a lo que contestó que no. Entonces el hombre le contó que él había sido su modelo para Jesús y llorando le contó los sucesos que lo habían llevado a aquel lugar y exclamó "¡Que bajo he caído, ayer fui Jesús y hoy soy Judas!".

Más información: supercurioso.com