En el mito de Adapa de los sumerios se cuenta que Enki el dios del agua y de la sabiduría, llenaba de agua los ríos, llevaba peces y cañas a las marismas y creaba los rebaños.

Protegió la naturaleza avisando del diluvio decretado por los otros dioses, hartos de la proliferación y el ruido de los humanos. Y creó dos ríos que influyeron en la historia del mundo gracias a sus tierras fértiles; el Tigris y Éufrates.

La historia nos dice que las riberas han desempeñado un papel muy importante en el desarrollo de las grandes civilizaciones. Tal es el caso del Valle de Mesopotamia, en donde se desarrollaron las primeras ciudades-estado del mundo.

Tigris y Éufrates son aguas en donde el hombre vive desde la Edad Neolítica. Son las aguas de una geografía de importancia religiosa, política, comercial y estratégica.

El río Éufrantes es el río más grande de Mesopotamia y Asia menor. Nace en Turquía y sus aguas recorren parte de los territorios de Turquía, Siria e Irak. Su desembocadura se realiza en el golfo Pérsico tras unirse con el Tigris para formar el río Shatt al-Arab.

El río Tigris cuenta con aguas más rápidas que el Eufrates y es el más oriental de los dos. Nace a unos 30 kilómetros de la fuente del Éufrates en el lago Hazar de la región de los montes Tauro, localizados en el sur de Turquía.

Tigris y Éufrates proveen de agua en las ciudades de Turquía, Irak y Siria, y que cruzan la frontera turca. Se encuentran presas muy importantes sobre estos dos ríos cruciales.

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