En la mitología griega, Lélape era un perro que siempre atrapaba a su presa cuando cazaba. Lélape fue uno de los cuatro regalos que Zeus hizo a Europa, años más tarde éste pasó a ser propiedad de su hijo Minos quien cautivado por la belleza de Procris decidió regalarle a Lélape. Sin embargo, para Procris no había más hombre que Céfalo quien obsesionado con la caza vio en Lélape una gran oportunidad para cumplir su mayor sueño: cazar a la zorra teumesia.

En el olimpo Lélape era reconocido por ser el mejor cazador de todos, ya que cuando éste se decidía a capturar una presa, nunca fallaba, por otra parte, la zorra teumesia era conocida por ser la más audaz de los animales, pues ella nunca era capturada.

Así cuando Céfalo le encomendó a su leal perro capturar a la zorra dio sin querer origen a una gran antilogía que duró por años, ya que, por un lado, estaba un perro que nunca podía fallar cazando y por otro, una zorra que nunca podía ser cazada, esta paradoja duró años hasta que un día Zeus, harto de este conflicto decidió convertirlos en piedras, para posteriormente enviarlos al firmamento en forma de estrellas.

Se cree que la constelación a la que Lélape dio origen es ahora la constelación de Canis Major representando a la estrella de Murzam mientas que la zorra teumesia dio origen a la estrella Procyon.

Más información: es.wikipedia.org