Cuando un objeto astronómico (más comúnmente un cometa), se adentra en el interior del Sistema Solar, la interacción con el viento solar hace que su superficie se active. Los gases y materiales de la superficie del cometa salen despedidos al espacio, y pasan a orbitar al Sol en órbitas muy similares a las de su cometa de origen. Así se forma una corriente o anillo de partículas, denominado técnicamente enjambre de meteoros.

La órbita terrestre cruza algunos enjambres de cometas de periodo corto, produciendo lluvias de meteoros anuales, como las Leónidas o las Perseidas. Al entrar un meteorito en la atmósfera terrestre, se observa un trazo luminoso llamado estrella fugaz o meteoro. Este efecto luminoso está producido por la ionización de la atmósfera que genera la partícula. La mayor parte de meteoros tienen el tamaño de granos de arena y se desintegran a unos 80 o 100 kilómetros de altura. Algunos con masa mayor llegan a tener un brillo considerable, y se los denomina bólidos

Sólo cuando los meteoroides poseen una masa considerable pueden atravesar la atmósfera por completo hasta llegar a la superficie. Estos meteoroides pasan a recibir la denominación de meteoritos.

Estas son las lluvias anuales más notables:

Cuadrántidas (1 - 5 de enero)

Líridas (16 - 25 de abril)

Perseidas (11 - 13 de agosto)

Dracónidas (6 - 10 de octubre)

Oriónidas (2 de octubre - 7 de noviembre)

Leónidas (15 - 21 de noviembre)

Gemínidas (7 - 17 de diciembre)

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