El rey Salomón era hijo del rey David y de Betsabé. Aunque Salomón no era el primogénito, David prometió a Betsabé que le sucedería. Cuando el hijo mayor de David, Adonías, se declaró rey, David ordenó a sus siervos que trajeran a Salomón a la fuente de Gihón. Allí el rey David hizo que el sacerdote ungiera a Salomón como el nuevo rey. Salomón heredó un imperio considerable de su padre, y pronto fue reconocido por su sabiduría, riqueza y poder. Una vez estabilizado su imperio, salomón inició la construcción del Templo Sagrado. Recibió madera del Rey Hiram de Tiro e impuso un servicio de trabajo obligatorio tanto a los israelitas como a las naciones extranjeras que se encontraban bajo su dominio. Sus obreros construyeron la estructura del templo, sus decoraciones y sus vasijas. La construcción tardó siete años en completarse. La Biblia hebrea atribuye a Salomón el título de constructor del Primer Templo de Jerusalén.

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