En la mitología griega, el dios Ares era el dios de la guerra. Para los griegos, Ares representaba el aspecto violento y salvaje necesario para ganar una batalla.

El hecho que Ares fuera violento no lo hacia popular como otros dioses entre las polis de Grecia; algo que se repetía en el Olimpo, ya que la violencia y salvajismo que Ares demostraba en batalla llevaba a que sus propios padres, Zeus y Hera se horrorizaran con algunos de sus actos.

Ares personificaba la valentía, la fuerza incansable, rey de la virilidad masculina, protector del olimpo y de los ejércitos, caudillo de los rebeldes, de los hombres justos, y ayudante de los débiles.

En la guerra representa la brutalidad, la violencia, y horrores de las batallas. Como dios de la virilidad masculina, a lo largo de la mitología se le conoció muchas amantes mujeres, con una descendencia de alrededor de 60 hijos (entre ellos Eros, Harmonía, Fobos, Deimos, Amazonas), siendo Afrodita, diosa del amor y la belleza, su amante preferida, su sanadora y aliada de guerra.

El mito de Ares es de origen tracio, y lo podemos ver en el hecho de que el mismo, no era reflejado en muchas de las historias de la mitología griega, porque los griegos despreciaban su violencia desmedida.

A pesar de lo anterior, puede observarse un culto a Ares presente en las ciudades de carácter marcial como Esparta y Macedonia. Plutarco relata que Alejandro Magno brindaba culto en honor a Ares el dios de la guerra.

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