Los aedos en la antigua Grecia pertenecieron a la casta de primeros narradores orales profesionales que cantaban las primeras epopeyas dentro de los banquetes aristocráticos acompañados de un instrumento musical

Eran oradores altamente cualificados y entrenados en una técnica muy compleja y estaban dotados de un status elevado dentro de la sociedad griega. Poseían cierta capacidad de influencia social, ya el simple poder de la palabra les dotaba de un poder único, y este es el de influir en el auditorio con sus historias.

Lo invitaban a las reuniones y banquetes, lo que lo obligaba a desplazarse de un lado al otro. Al fin y al cabo es uno de los primeros narradores profesionales y de ese modo se ganaban el pan.

Se presentaba en el auditorio y comenzaba a recitar. Contaba una historia mientras el auditorio, embelesado, seguía los avances de lo que el aedo griego contaba sobre las primeras epopeyas.

Suponemos que habría intervalos de silencio en los que los oyentes continuarían bebiendo y comiendo, pequeños interludios para comentar lo escuchado. Durante el descanso, recibiría alabanzas o preguntas, o una invitación para continuar.

Este último punto es muy importante. Como en las Mil y una noches, el captar el interés del público para continuar durante más de un día entre la aristocracia, con buena comida y contactos, era esencial.

Por lo tanto, serían maestros en comenzar una historia y hacer el descanso en uno de los puntos críticos de la narración.

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