Era el mensajero preferido de los jefes del 16º Regimiento Bávaro de Infantería de Reserva alemán (RIR 16). Pero la noche del 13 de octubre de 1918 al soldado Adolf Hitler le tocó una difícil misión, que debía cumplir a bordo de su pesada bicicleta roadster 28'', atravesando en silencio las filas enemigas.

Munido con su pistola Mauser C96, lleva un mensaje importante, pero no llega a destino. Mientras pedalea por las colinas de Bélgica, una nube tóxica de color amarillo y gusto picante lo enceguece, quemándole la piel y los ojos.

Víctima del gas mostaza será su última intervención como soldado en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y, también, la última vez que montará su legendaria bicicleta militar Herrenrad Victoria Modelo 12 (1905).

Contaba con una doble configuración que la distinguía del resto por prescindir de las cubiertas de caucho, un bien muy escaso en tiempos de guerra, por eso se implementaron las ruedas de resortes.

Por su actividad como mensajero entre las filas enemigas, recibió cinco condecoraciones, incluyendo la Cruz de Hierro de Primera y Segunda Clase.

Una bicicleta exactamente igual a la que usaba el cabo Hitler durante la Gran Guerra permanece intacta en el Museo de Bicicletas de Colin Kirsch, probablemente el mayor coleccionista de Sussex, Inglaterra.

Más información: onlinebicyclemuseum.co.uk