En contra de lo que podría pensarse, ser sherpa no es una profesión, es un grupo étnico de las regiones montañosas de Nepal, que cuenta con unos 150 000 miembros. Son famosos por sus habilidades de alpinismo, y su fuerza y resistencia superiores en grandes altitudes.

Sin embargo, la palabra sherpa se amplió a cualquier guía y ayudante en excursiones en el Himalaya aunque no fueran específicamente de esa etnia.

La historia de los sherpas modernos es tan larga, o tan corta, como la del propio «Himalayismo». Hasta los años 60, su principal sustento procedía de las relaciones comerciales con el vecino Tíbet.

Con el cierre de la frontera, la transformación del modelo económico coincidió en el tiempo con una nueva forma de vida: el turismo hacia las grandes montañas y las expediciones para tocar sus cumbres abrieron un nuevo abanico de posibilidades para estos hombres, muy adaptados a la falta de oxígeno de la vida en altura, capaces de llevar grandes cargas sobre su espalda en condiciones extremas de frío y nieve.

Desde entonces, la historia de los sherpas ha estado ligada a las expediciones, aunque todavía sufren en parte el clasismo de los escaladores.

Se consideraba habitual que tuvieran que arriesgar su vida a petición de sus clientes, fuera por circunstancias excepcionales en la montaña o por alguna otra razón. Y sus ascensos, en general, no se tenían en cuenta a la hora de elaborar los rankings. Hoy en día, sin embargo, la situación ha cambiado.

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