El progreso en el desarrollo de una pluma confiable fue lento hasta mediados del siglo XIX, debido a una comprensión imperfecta del papel que desempeña la presión del aire en el funcionamiento de las plumas. Además, la mayoría de las tintas eran altamente corrosivas y estaban llenas de inclusiones sedimentarias.

El inventor rumano Petrache Poenaru, que además fue matemático, físico, ingeniero, docente, político, agrónomo y zootecnólogo, recibió una patente francesa el 25 de mayo de 1827, por la invención de la primera estilográfica con un cañón hecho de una gran pluma de cisne.

Esta pluma estilográfica (también llamada estilógrafo o pluma fuente) es un instrumento de dibujo técnico y escritura, que contiene un depósito de tinta líquida compuesta principalmente de agua.

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