En 1891, el inventor estadounidense Clarence Kemp fabricó el primer calentador solar de agua del mundo.

Puso un tanque de agua pintado de negro dentro de una caja cubierta con un vidrio. Conforme el fondo de la caja se calentaba, el agua más fría dentro del tanque absorbía el calor y se calentaba lo suficiente como para poder bañarse.

Kemp era un fabricante de tuberías y calefactores. Como California tiene mucho sol, a finales del siglo 19 muchos ciudadanos estuvieron dispuestos a pagar por tener agua caliente en casa ya que no tenían una fuente barata para calentar el agua. El calentador de Kemp, que él llamó "Climax", tenía un costo de 25 dólares.

En la actualidad las placas solares, con las que se calienta el agua en muchos hogares, tienen un diseño similar. La luz solar atraviesa el panel y una placa situada debajo recoge el calor. El agua fría circula por los tubos del panel solar y, cuando se ha calentado, se almacena en un depósito dentro del edificio.

Con la evolución de las técnicas y el aumento de la información de la energía solar, el aprovechamiento de la radiación del sol se fue extendiendo a diferentes sectores.

La historia de la energía solar térmica ha ido evolucionando hasta poder distinguir tres tipos diferentes: la de baja temperatura, media y alta. La primera de estas tres es la que funciona con los colectores vidriados planos; también llamados paneles solares. Estos son los que más se han extendido comercialmente.

Más información: calentadoresdelta.com