El Partenón fue construido entre los años 447 y 432 a. C., por encargo del famoso estadista Pericles, en celebración a la victoria de los griegos sobre los persas.

Tras la destrucción de la Acrópolis por los persas en 480 a.C., Pericles proyectó la construcción en la colina sagrada de un majestuoso templo consagrado a Atenea Partenos, la deidad patrona de la ciudad.

De acuerdo con lo que cuenta Plutarco, fue construido por los arquitectos Ictino y Calícatres. La efigie de casi 12 metros que hay en su interior fue esculpida por Fidias, quien también supervisó las esculturas de la estructura superior del templo.

Los templos de la antigua Grecia eran por lo general de planta rectangular y se podía acceder a ellos por cualquiera de sus lados. Muchos, como el Partenón, tenían columnas a lo largo de su perímetro. Cuando construían estos templos, los griegos solían seguir las reglas de uno de los tres órdenes arquitectónicos: dórico, jónico y corintio. Sin embargo, al contrario que la mayoría, el Partenón combinaba elementos de dos órdenes (dórico y jónico).

Sus arquitectos incluyeron también refinamientos ópticos, es decir, leves distorsiones que mejoraban la apariencia del edificio. Por ejemplo, su base y su línea superior se curvan suavemente hacia arriba, puesto que si fueran perfectamente rectas, ante el ojo humano se percibiría como si estuvieran abombadas hacia abajo.

Es en la actualidad uno de los templos griegos mejor conservados.

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