Nicholas Jacques Conté (1755-1805) fue un pintor, militar y aeronauta francés, conocido por haber inventado el lápiz de arcilla y grafito.

El grafito es un material cristalino, pero desmenuzable que no puede utilizarse directamente. El primer yacimiento de grafito sólido se descubrió hacia 1500 en Borrowdale, Cumberland (Reino Unido). En un principio se utilizó para hacer moldes de balas de cañón. Al ser volcánico, no le afectaba el calor del metal fundido.

La mina de Cumberland donde se descubrió el grafito por primera vez era única y el material alcanzó pronto precios muy altos. Se empezó a vender de contrabando. El grafito sólido resultó tener propiedades excelentes para realizar marcas y señales y se empezó a utilizar en trozos y envuelto en piel de oveja como medio de dibujo.

Entre el 1600 y finales del siglo XVII los lápices se hacían de grafito cortado en láminas finas. Se encajaba una lámina a lo largo de una ranura en un trozo de madera, se hacía una muesca sobre el grafito y se cortaba. Después, se pegaba otro trozo de madera sobre el primero y así quedaba un lápiz de forma cuadrada que luego se redondeaba puliéndolo con un cepillo.

Napoleón pidió a sus científicos que buscaran una alternativa al grafito sólido y, en 1795, Nicholas Jacques Conté lo consiguió: mezcló grafito amorfo con arcilla y, calentándolo a altas temperaturas, obtuvo grafito sólido.

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