Marina Lavrentievna Popovich nació el 20 de julio de 1931. Fue coronel, ingeniero y piloto de pruebas soviético de la Fuerza Aérea Soviética.

Desde su adolescencia se empecinó en ser piloto de avión. Fue muy difícil pues era pequeña de estatura, rozaba el metro cincuenta de estatura, por lo que ni alcanzaba los pedales, y después de la guerra las mujeres fueron nuevamente vetadas de pilotear aviones.

A los 16 años ya tenía la altura suficiente (1,51) para dedicarse a su sueño. Aprendió rápido y se volvió en una de las pilotos más destacadas de su país.

Fue reclutada como una de las mujeres candidatas a ser la primera cosmonauta; tras dos meses de entrenamiento, se eligió a Valentina Tereshkova.

Se casó con otro cosmonauta, Pavel Popovic, padre de sus dos hijas.

Se convirtió en piloto de prueba militar, rompiendo más de cien récords de aviación, al mando de cuarenta tipos de aeronave diferentes. En 1964, se convirtió en la primera mujer soviética, (tercera en el mundo), en romper la barrera del sonido piloteando un MiG-21.

Se retiró en los años 80 y se dedicó a escribir, y publicó una decena de libros, y dos guiones cinematográficos.

Los últimos años de su vida estuvieron dedicados a su última pasión: la ufología. Según ella, tanto rusos como norteamericanos esconden información sobre las pruebas de vida inteligente en otros planetas.

En vida recibió numerosas condecoraciones. Murió en noviembre de 2017 y fue enterrada con honores militares en Moscú.

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