Koko (San Francisco, California; 4 de julio de 1971-Woodside, California; 20 de junio de 2018) fue una gorila adiestrada por la doctora Francine Patterson y otros científicos de la Universidad de Stanford. La finalidad de su entrenamiento era poder comunicarse con ella mediante más de 1000 signos basados en la lengua de señas americana (ASL). Comprendía aproximadamente 2000 palabras de inglés hablado.

Ha sido la inspiración para el personaje de Amy, la simio «parlante» de la novela Congo, de Michael Crichton.

La doctora Patterson comenzó a trabajar con ella al año siguiente y le enseñó el lenguaje de señas.

Koko era uno de los pocos primates capaz de comunicarse usando lenguaje de señas, junto a Washoe, una chimpancé en el estado de Washington, y Chantek, un orangután en Atlanta. Sus cuidadores aseguran que entendía también algo de inglés hablado.

Aunque algunos científicos pusieron en duda las supuestas aptitudes comunicativas de la gorila, Koko se convirtió en una embajadora de su especie, amenazada por la explotación forestal y la caza furtiva en sus hábitats nativos de África central.

La Fundación Gorila dijo que Koko impactó en las vidas de millones de personas, al convertirse en un ícono para la empatía y la comunicación entre especies.

La gorila apareció en muchos documentales y dos veces en la portada de la revista National Geographic. En una de ella, en la edición de octubre de 1978, la fotografía de Koko fue tomada por ella misma en un espejo.

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