Gustave Eiffel, nació el 15 de diciembre de 1832 en Francia. A este talentoso ingeniero le debemos los dos monumentos más célebres del mundo. La estatua de la Libertad de Nueva York y la torre que lleva su nombre.

Reunido el 26 de mayo de 1886, el comité organizador de la Exposición Universal que se realizaría en París en 1889 fue unánime, aceptando el proyecto presentado por Gustave, era no sólo el más espectacular, sino también el más apropiado para simbolizar el centenario de la Revoluión Francesa, el proyecto más audaz y para algunos improbable.

La "Torre Heiffel", con sus 300 metros de altura el 6 de mayo, día de la inauguración brillaba con las mil luces que la Compañia de gas había ubicado en ella, flameaba la bandera que tradicionalmente ubicaba en la cúspide de cada una de sus construcciones.

Ya había dado muestras de sus talentos como constructor. Una de las muestras había sido el puente del ferrocarril de Burdeos en 1858, en 1875 el puente María Pía sobre el Duero, en Portugal, el primero con arco, una técnica revolucionaria, que luego utilizó en el viaducto de Garabit en el Cantal, terminado en 1884.

Tres disciplinas lo cautivaban: la radiodifusión, la meterorología y la física.

En su laboratorio llevó a cabo otra de sus obras, utilizada por el estado mayor militar se instaló y estableció en 1903 la primer conexión de señales de radio con los fuertes que rodeaban a París.

Falleció el 27 de diciembre de 1923.

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