Hirohito (1901-1989) fue el 124.º emperador de Japón desde 1926 hasta 1989. Subió al trono tras la muerte de su padre Yoshihito. Después de ser coronado, adoptó para su reinado el nombre de «Showa» ('Paz y armonía').

Tuvo que hacer frente al ascenso del poder de los militares, que entre 1927 y 1931 impulsaron la penetración japonesa en Manchuria, mientras promovían en el interior conspiraciones tendentes a sustituir los gobiernos de partido por una dictadura militar bajo la cobertura del emperador.

Inclinado a comportarse como un monarca constitucional al estilo europeo, Hirohito luchó mientras pudo contra esas tendencias, castigando a los culpables (especialmente con ocasión de la insurrección militar de 1936). Sin embargo, atenazado por el temor a perder el trono, acabó por admitir la política imperialista que impusieron los militares desde que estalló la guerra con China (1937), así como el alineamiento con la Alemania nazi y el ataque a Estados Unidos, que hicieron entrar a Japón en la Segunda Guerra Mundial (1941).

Después de que los americanos lanzaran las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, impuso la inevitable rendición en 1945 y la anunció por radio a los japoneses.

Contra todo pronóstico, los aliados aceptaron el criterio del general MacArthur de mantener al emperador como garantía de estabilidad y de reconstrucción del Japón vencido.

Al final de su reinado, Japón emergió como la segunda economía más grande del mundo.

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