En la política norteamericana es muy difícil que un candidato a la presidencia de la república que no sea apoyado por alguno de los partidos tradicionales -el Partido Demócrata y el Partido Republicano- tenga posibilidades de alcanzar la victoria.

Ross Perot, un conocido multimillonario, se postuló de manera independiente en las elecciones presidenciales de 1992, donde compitieron George Bush y Bill Clinton, realizando un gran papel pues logró ganar el 18.9% (casi 20 millones) del voto popular. En un momento dado, se le vio como un posible ganador, pues algunas encuestas lo ponían a la cabeza de las votaciones. aunque finalmente no logró ganar ni un voto en el colegio electoral.

Nadie ha podido replicar el fenómeno Perot en la política electoral norteamericana.

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