Tonya Harding (1970) es una expatinadora sobre hielo estadounidense. Se convirtió en símbolo definitivo de la trampa en los Estados Unidos y repudiada hasta hoy en cualquier actividad social luego de que, en 1994, alguien de su entorno contratara a un sicario para que agrediera a su máxima adversaria, Nancy Kerrigan, para dejarla fuera de los Juegos Olímpicos de invierno en la ciudad noruega de Lillehammer.

Después de que los Juegos de 1994 terminaran, Harding finalmente fue declarada culpable de obstaculizar la acusación y fue suspendida de por vida por la Asociación de Patinaje Artístico de los Estados Unidos. La investigación policial y la suspensión de Harding del deporte fueron objeto de un intenso escrutinio mediático, y ha sido referido como uno de los mayores escándalos en la historia del deporte estadounidense. A finales de la década de 1990, Harding se convirtió en boxeadora profesional.

La historia de Harding se hizo tan famosa que ya figura en varios libros, tesis de investigaciones en ciencias sociales, una ópera-rock y hasta en películas, al punto de que en la más famosa, la biográfica I, Tonya (Yo, Tonya), lanzada a fines de 2017 y dirigida por Craig Gillespie, la actriz australiana Margot Robbie, que interpretó su papel, fue nominada al Globo de Oro y al Óscar como mejor actriz, y Alisson Janey, en el rol de su madre, obtuvo el Óscar a la mejor actriz de reparto.

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