El pintor estadounidense Edward Hopper (1882-1967) fue uno de los principales representantes del realismo americano del siglo XX. Si bien durante gran parte de su vida no recibió la atención de la crítica ni del público, hoy se ha convertido en icono de la sociedad actual, al retratar como nadie la soledad de la gran ciudad y de la vida moderna.

Gran admirador de los pintores impresionistas, así como de Goya, las vanguardias y movimientos de su época como el modernismo o el cubismo parecían interesarle poco, por lo que su obra difiere notablemente de la de los artistas de su entorno.

Su pintura se caracteriza por el juego entre luces y sombras, por la descripción de los interiores, y por el tema central de la incomunicación. Entre sus obras más destacadas citamos: "Casa junto a la vía del tren", "Habitación de hotel", "Chop Suey", "La autómata", "Domingo por la mañana", "Gasolina", "Oficina por la noche", "Faro a dos luces", o "Noctámbulos", de 1942, considerada como su obra maestra.

Esta obra recoge elementos muy característicos del autor: escenas nocturnas, personajes en silencio, perdidos en sus pensamientos, observados por el espectador desde fuera, como si los espiara. En el cuadro, cuatro personajes se hallan en una cafetería, de la que no vemos su puerta para reforzar la sensación de aislamiento, las calles están desiertas, las luces apagadas, con la excepción de la luz del bar, como si de una escena de cine negro se tratase.

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