"El profeta" o "Gran profeta" es una escultura de 2.35 m en bronce de Pablo Gargallo de 1933, una de las últimas obras del autor. En ella intenta esculpir el vacío, el hueco, al contrario de lo que sucedía en la escultura tradicional que se intentaba dar forma al volumen.

La luz resbala por la superficie del bloque, se introduce por el interior y crea zonas de claroscuro.

El profeta presenta formas que nos recuerdan a los cubistas, pero se mueve dentro de los planteamientos espirituales del expresionismo por la dureza, la agresividad y el carácter de la figura. Representa a un hombre que está gritando, amenazante, con una mano levantada en actitud de orador y otra que sujeta un bastón.

Las líneas y planos nos conducen hacia la cabeza y la boca, que es el centro expresivo de la figura tanto en su visión frontal como en las laterales. Si lo miramos desde distintos planos, el profeta tiene el mismo gesto. La diversidad de puntos de vista conduce al espectador al movimiento, que ha sido creado a partir de la materia y el vacío. La imagen cobra cuerpo en el espacio.

Pablo Gargallo nos sugiere volumen a través del vacío rodeado de aire y de luz, que da lugar a claroscuros, incrementando así el dramatismo de la obra.

La aportación de Gargallo a la escultura contemporánea es la introducción del nuevo concepto de espacio escultórico. Sugiere la materia en su ausencia, completa la obra en el espacio mediante la adecuación de los contrarios, el vacío y el lleno.

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