El escritor y fìsico soviético A.P. Mitskevich publica este cuento bajo el seudónimo de Anatoli Dneprov.

El origen de la historia es una investigación militar. Se pretende construir máquinas bélicas que socaven los recursos del adversario. En concreto, se pretende construir pequeños robots (cangrejos) autorreplicantes que consuman el metal en territorio enemigo para hacer copias de sí mismos. De esta forma, con un pequeño ejército de máquinas consumiendo recursos, la economía del país atacado se vería amenazada.

Con el fin de depurar el desarrollo de las máquinas, el ingeniero responsable del proyecto decide que estos robots no realicen las copias a partir de unos planos originales, sino que realicen copias de sí mismos, cada nueva generación, las diferencias resultantes de las copias imperfectas se heredarían, de forma análoga como los seres vivos heredamos las mutaciones de nuestro ADN.

Para forzar el desarrollo de las características positivas, el experimento se realiza en una isla en la que se esparcen esferas de metal y un robot, que comienza a producir copias de sí mismo "alimentándose" de estas esferas. Al tratarse de un entorno con recursos limitados, pronto los robots deben combatir entre ellos y hacer uso de los "cadáveres" de los robots vencidos para seguir replicándose, por lo que cada generación se consiguen robots más dotados, eficientes y agresivos.

El experimento se escapa de las manos de sus creadores, dando lugar a un trágico resultado.

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