La muerte de Eric Rohmer a principios de 2010 representó la desaparición de uno de los padres fundadores del movimiento cinematográfico que revolucionó la nueva manera de entender el cine: la Nouvelle Vague.

Director de clásicos inolvidables como "Mi noche con Maud", "Pauline en la playa", "La rodilla de Clara" o las películas que integran sus "Cuentos de las cuatro estaciones".

El ciclo está compuesto por cuatro películas, en cada una de las cuales la historia se desarrollan en una determinada estación del año. La primavera, el invierno, el verano y, por último, el otoño, configuran, por este orden, una especie de tetralogía estacional, en la que el cineasta francés sigue fiel a unos principios estéticos, consecuencia estos de una estricta actitud ética con la que afronta su trabajo.

Una estética que puede ser calificada, de manera superficial y peligrosa, como realista, aunque, si bien es verdad, hay que pensar que el realismo no es el objetivo de Rohmer, sino un medio a través del cual elabora su discurso, y que es fruto de esa fijación por reproducir el momento presente, sin ningún tipo de retórica ni de artificio.

La filmografía del autor de "Seis cuentos morales" y "El rayo verde" se caracteriza por la combinación de situaciones cotidianas y diálogos filosóficos, por la capacidad para analizar las relaciones personales y el gusto por las ambientaciones históricas y literarias.

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