“Cogito ergo sum” es una frase en latín que, traducida al español, significa “pienso, luego existo”, y que todos hemos oído pronunciar alguna vez. Pertenece al prestigioso filósofo y matemático René Descartes.

La frase “pienso, luego existo”, es una perfecta definición del proceso filosófico de Descartes, que afirmaba que el hombre sólo puede hallar la verdad a través de la duda. De hecho, sostenía que de lo único que el hombre puede estar seguro es de su mente, y que no podía estarlo de nada más, incluso ni tan sólo de la existencia de su mismo cuerpo. Al mismo tiempo, Descartes consideraba también que uno debía hallar la verdad en su mente, y no tan sólo en los conocimientos y experiencias.

René Descartes,​ también llamado Renatus Cartesius (en escritura latina) (La Haye en Touraine, Turena, 31 de marzo de 1596-Estocolmo, Suecia, 11 de febrero de 1650), fue un filósofo, matemático y físico francés, considerado como el padre de la geometría analítica y de la filosofía moderna, así como uno de los epígonos con luz propia en el umbral de la revolución científica.

Escribió una parte de sus obras en latín, que era la lengua franca de los expertos; y, la otra parte de su producción, en su idioma nativo. En física está considerado como el creador del mecanicismo, y en matemática, de la geometría analítica. Se le asocia con los ejes cartesianos en geometría, con el principio de inercia en física, con el dualismo filosófico mente/cuerpo y el dualismo metafísico materia/espíritu.

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