Según el Evangelio (Mt 8,21-22; Lc 9, 59-60), "en una ocasión Jesús dijo a alguien: 'Sígueme'. Éste le respondió: 'Déjame ir primero a enterrar a mi padre'. Pero Jesús le replicó: 'Deja que los muertos entierren a sus muertos; tu vete a anunciar el Reino de Dios'."

Se trata de una expresión de Jesús un tanto enigmática que ha tenido variadas interpretaciones.

La razón de este carácter enigmático se debe a que los orientales son muy coloridos en su hablar y usan un lenguaje rico de imágenes.

La palabra "muertos" cobraría aquí un doble significado: a quienes primero se referiría Jesús serían los muertos no en sentido físico, sino figurado, es decir, aquellos que no pertenecen al Reino, los muertos en su espíritu.

En segundo lugar, esos muertos que no han recibido o no han respondido a la llamada de anunciar su Reino serían los que deben enterrar a los otros "muertos", a los que ya han partido de este mundo, a los difuntos en el sentido físico y real del término.

La persona que dialogaba con Jesús le habría estado pidiendo ir primero a cuidar a su padre que estaría en edad avanzada y ocuparse de él hasta su sepultura.

Entonces, la enseñanza de todo el pasaje se podría sintetizar en que el Maestro no admite dilaciones de tiempo cuando se trata de anunciar su mensaje.

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