Al finalizar la Segunda Guerra Mundial en 1945, se formaron dos bloques antagónicos dirigidos por la URSS en el bando socialista, oriental y EEUU en el capitalista, occidental que empezó una carrera por la supremacía mundial. Su punto de partida fue la cumbre de Yalta, a partir de la cual surgieron intensas luchas económicas y diplomáticas, e incluso se llegó a conflictos bélicos, como lo fueron la Guerra de Corea y la Guerra de Vietnam.

A la muerte de Roosevelt, en 1945, su sucesor Harry S. Truman, quiso evitar por todos los medios la extensión del poder soviético en Europa. Por su parte, el primer ministro inglés Winston Churchill realizó en el Westminster College, en Fulton (Missouri) un famoso discurso en el que advertía a los EE.UU. que la URSS, que había sido su aliado durante la II Guerra Mundial, les había traicionado: "De Stettin en el Báltico, a Trieste en el Adriático, ha caído un telón de acero".

Sir Winston Churchill se refería a la frontera, no solo física sino ideológica, que separaba a los países que, tras la Segunda Guerra Mundial, habían quedado bajo la influencia militar, política y económica de la Unión Soviética de los países occidentales regidos por democracias capitalistas.

Stalin lo consideró una "llamada a la guerra" y Truman marcó distancias con el primer ministro británico para mantener el equilibrio entre los aliados. La división también se hizo patente en dos sistemas militares contrapuestos, la OTAN, 1949 y el Pacto de Varsovia,1955.

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