El vanadio es el elemento químico número 23, después del molibdeno es el segundo metal de transición con mayor presencia en disolución en el ambiente marino. Es un mineral blando y poco abundante utilizado en aleaciones.

Fue descubierto en el municipio argentífero de Zimapán, en México por el español Andrés Manuel Del Río (1801) en una mena de plomo pardo (vanadinita), de la mina del Cardonal y redescubierto en Suecia por Nils Gabriel Sefstróm (1830), quien lo nombró vanadio, en honor a la diosa Vanadis.

Existen organismos exóticos que lo acumulan en grandes cantidades, como las ascidias y los hongos alucinógenos.

Se encuentra además en la nitrogenasa de Azobacter vinelandii, formando parte del cofactor FeVco, componente organometálico responsable de la fijación del nitrógeno atmosférico.

Andrés Manuel Del Río, tras una productiva vida académica en Europa y Norteamérica, murió en 1849 en la ciudad de México. Fue uno de los fundadores del Palacio de Minería en la ciudad mexicana, sentando las bases de lo que hoy es el Instituto de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México.

El vanadio es un estabilizador importante en la producción de acero. El pentóxido de vanadio se usa en cerámicas, como catalizador y también en la producción de imanes.

Se le considera como un micronutriente esencial y su carencia puede provocar alteraciones en la absorción y degradación de los carbohidratos y lípidos, el deterioro óseo y la disminución de la leche materna.

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