La malaquita es un mineral del grupo V (carbonatos) según la clasificación de Strunz, de fórmula química Cu2CO3(OH)2 Dihidroxido de carbonato de cobre (II). Posee un 57,0% de cobre. Su nombre viene del griego malaqh, que significa ‘malva’, en alusión a su color verde.

En la antigüedad era usada como colorante, pero hoy en día su uso es más bien como piedra semipreciosa.

Esta piedra completamente verde pero con algunas bandas concéntricas claras y oscuras es una de las gemas más antiguas usadas por diferentes civilizaciones.

Personalidades destacadas de Egipto, no sólo faraones, la preferían por su magnífico poder. Los gobernantes cubrían el interior de sus tocados y ropas con malaquitas porque creían que los ayudaría a gobernar mejor.

El beneficio importante es que amplifica las energías positivas. Es considerada una piedra protectora, ya que se encarga de absorber las energías negativas que ensucian nuestro cuerpo y alma, además de lo que viene del ambiente.

Tiene la capacidad de absorber cualquier tipo de mala energía pero sobre todo, cualquier tipo de radiación, como la contaminación electromagnética o por plutonio.

La gema también limpia y activa los chacras. Puesta sobre el tercer ojo aumenta el poder de visualización y la visión psíquica y puesta sobre el corazón, aporta equilibrio y armonía. Es capaz de gestionar las emociones.

Hay que limpiarla antes y después de usarla. Se pone al sol entre un montón de cuarzos, para "cargarla de energía positiva".

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