Una batuta es una vara con la cual un director guía una orquesta. Un director experto puede expresar a la orquesta todo tipo de matices con el movimiento de la vara, especialmente el de su punta.

Las batutas del siglo XIX eran anchas e incómodas y a menudo se tomaban por el centro con toda la mano. Hoy día están delicadamente equilibradas y usualmente se controlan con un dedo y el pulgar. Existen muchos modelos disponibles para acomodarse a distintas manos y estilos. Suelen construirse con madera, grafito o fibra de vidrio.

La ​batuta se sostiene normalmente en la mano derecha, sin importar la predilección motora por una mano u otra de quién esté dirigiendo. La base se apoya en la palma, y los dedos índice y el pulgar se cierran sobre ella. Se mantiene con el brazo extendido a la altura de la cara, con la punta a la altura de los ojos, apuntando ligeramente hacia la izquierda y hacia adentro. No se debe sostener con fuerza, pero tampoco con mucha soltura. Para un director, se supone que la batuta es simplemente una extensión especializada de su brazo.

En la actualidad, el hecho de valerse de una batuta o no a la hora de realizar un concierto nos resulta una cuestión un tanto anecdótica. Si bien la mayoría de directores se sirven de la misma, no es menos cierto que paulatinamente son más los maestros que deciden prescindir de ella.

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