Ambos conquistaron gran parte de Europa, sus ejércitos fueron imparables, pero ambos tuvieron un fracaso en común: la invasión a Rusia (o Unión Soviética en el caso de Hitler). Estas dura derrotas fueron un punto de inflexión en sus campañas que derivaron en su derrumbe total.

Napoleón I Bonaparte (Ajaccio, Córcega, Francia; 15 de agosto de 1769-Longwood, Isla Santa Elena; 5 de mayo de 1821), se autoproclamó Emperador en una ceremonia realizada en la catedral Notre Dame de París.

En 1807 firmó una alianza con el zar Alejandro I, pero no dudó en invadir su territorio en 1812. Logró tomar la ciudad de Moscú, pero los rusos la incendiaron para que no tuviera nada para abastecerse. Napoleón ordenó la retirada del ejército, el cual sufrió una gran cantidad de bajas, se estima que murieron 570 000 soldados del ejército francés y 400 000 del ejército ruso.

Adolf Hitler (Braunau am Inn; 20 de abril de 1889 - Berlín; 30 de abril de 1945), asumió el control total de Alemania en 1933 como canciller. En 1939 firmó con Stalin un pacto de no agresión, pero no le impidió invadir territorio soviético en 1941. El ejército alemán tuvo un comienzo arrollador, llegando a tan solo 40 km de Moscú, pero la llegada del invierno cambió todo. Entre agosto de 1942 y febrero de 1943 se libró en la ciudad de Stalingrado (hoy Volgogrado) la batalla que terminó en derrota para los alemanes, con grandes pérdidas de vidas.

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