Los acantilados de Bandiagara son una fractura geológica que ocupa un área de aproximadamente 200 kilómetros cuadrados, entre la sabana y la planicie del río Níger. Un espacio declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1989.

Los acantilados de Bandiagara, en Mali, son el abrigo de una de las etnias más recónditas y misteriosas del planeta: los dogones.

Su población se estima entre 400 000 y 800 000 personas. Son especialmente conocidos por sus tradiciones religiosas, sus bailes con máscaras, su escultura de madera y su arquitectura.

Los dogones poseen sorprendentes conocimientos astrológicos. Sus cálculos son tan precisos como los conocimientos adquiridos en la civilización occidental en la primera mitad del siglo XX.

Cada 70 años, la tribu celebra una ceremonia de renovación del mundo llamada Sigui, asociada a la invisible Sirio B (estrella enana blanca, compañera de Sirio, sólo visible con un potente telescopio). En esta ceremonia se emplean unas máscaras con forma de cabeza de pájaro, las kanaga, confeccionadas especialmente para la ocasión.

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Los dogones son también conocidos como pueblo sewa, por un ritual de saludo que repiten cada vez que se encuentran dos personas, incluso dentro de la propia aldea; se preguntan por sus respectivas familias y la respuesta suele ser “sewa” (bien).

Aunque en la actualidad algunas minorías profesan el islamismo y el cristianismo, el pueblo dogón sigue siendo mayoritariamente animista.

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