Una de las especies autóctonas de Australia es el dingo, un animal mitad lobo y mitad perro, pero que por cuestiones de mestizaje e hibridación ha terminado por convertirse en un perro salvaje que ladra poco y aúlla como los lobos.

Desde un punto de vista científico el Canis lupus dingo, es una subespecie de lobo que vive en Australia y en algunas partes del sudeste asiático, aunque está considerado por los australianos como un perro salvaje. Fueron descubiertos por los colonizadores europeos en el siglo XVII y a comienzos del siglo XX la tercera parte de los ejemplares existentes eran híbridos.

Un macho adulto puede alcanzar los 59 cm de altura y un peso de hasta 32 kg, similar a un perro doméstico grande, aunque las diferencias entre ambos es que los dingos tienen los hocicos más largos, unos dientes incisivos de mayor tamaño y un esqueleto más plano y con una nuca más grande.

El pelaje es amarillo jengibre, rojizo o amarillo arena, también se dan mezclas de estas tres tonalidades, y cualquier otro color puede ser muestra de que se trata de un animal híbrido. Además, los dingos de raza pura tienen el pelo blanco en las patas, en el pecho y en la punta de la cola, y algunos ejemplares pueden mostrar un oscurecimiento en el hocico.

Viven en manadas de hasta una docena de miembros, donde existe una jerarquía -similar a los lobos de forma que la reproducción está limitada a la pareja dominante, mientras que el resto de miembros de la manada cuidan los cachorros.

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