El raclette es un queso semicurado, de origen suizo proveniente del cantón del Valais, con denominación de origen protegida (AOP). Está hecho con leche cruda de vaca y normalmente se presenta en forma de gran rueda de unos 6 kg aproximadamente.

La situación geográfica del Valais, en el sur del país y encerrado por sistemas montañosos, proporcionan al cantón unas condiciones idóneas para la elaboración del queso. El clima y la flora local alpina de la que se alimentan las vacas autóctonas es parte de su secreto y su seña de identidad, dando a la leche unas características únicas.

Se sabe que ya en tiempos de los antiguos romanos se producía leche en la región y se elaboraban primitivos quesos, aunque tendrían poco que ver con el raclette actual. A lo largo de la Edad Media la producción se fue especializando, llegándose a utilizar como medio de pago entre los siglos XIV y XIX, cuando se desarrollaron las primeras tecnologías de producción quesera suiza. El queso raclette como se conoce hoy terminaría de cobrar forma en el siglo XIX.

El término se usa también para un plato tradicional valaisano, aunque en femenino ('la raclette'), que por su carácter sociable se ha extendido a muchos países. Tradicionalmente, se derretía el queso acercándolo a una fuente de calor como un horno o brasas. ​ El queso se sirve fundido con papas cocidas, con embutidos y pepinillos. En Suiza se come la raclette acompañada de una bebida caliente o de un vino blanco ligero como el Chasselas.

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