Algunos animales de los ecosistemas oceánicos, como las gaviotas, los pingüinos y otros mamíferos marinos, han desarrollado adaptaciones que les permiten beber agua salada de forma segura, mientras que los humanos y casi todos los demás animales terrestres han evolucionado para beber agua dulce. La respuesta, por supuesto, está en el aparato urinario.

Si bien los seres humanos y otros animales no contamos con esta capacidad, los gatos si, efectivamente, pueden beber agua de mar.

Sabemos por un estudio realizado en 1959 que los gatos pueden depender para su supervivencia únicamente del agua salada para beber durante un periodo de tiempo.

Los ancestros de los gatos evolucionaron en el desierto y es gracias a este origen que cuentan con riñones extremadamente eficaces: Los gatos pueden absorber el agua de todos loa animales que cazan para hidratarse e incluso beber agua de mar sin problema.

Los riñones de los gatos son capaces de filtrar el agua de mar y permitir que el felino se hidrate sin producir ningún tipo de daño en su sistema.

En el caso de los seres humanos, no podemos consumir agua de mar porque provoca deshidratación y el organismo termina eliminando más agua de la que consume. Esto ocurre porque el riñón no puede producir orina con una concentración de sales de más de un 2%. Por eso el efecto de beber agua salada es, paradójicamente, provocar deshidratación.

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