Aunque pueda resultar confuso, el término egotismo no es un sinónimo de egoísmo. Aunque en la literatura anterior al siglo XIX se utilizara como un sinónimo, actualmente su significado es diferente en el campo de la psicología. No obstante, este término está vinculado al concepto de «ego», entendido como el que ‘atiende desmedidamente a su propio interés, sin preocuparse del de los demás’.

Según la RAE, el egotismo es un ‘sentimiento exagerado de la propia personalidad‘, mientras que la Wikipedia en español indica que ‘puede ser identificado con el concepto de excesiva importancia concedida a sí mismo y a las propias experiencias vitales‘.

El egotismo es también uno de los mecanismos neuróticos contemplados por la terapia Gestalt. Es decir, según esta disciplina el egotismo tiene la función de aumentar y fortalecer la frontera del contacto mediante el engrandecimiento narcisista del ego. Esto es, mediante un incremento defensivo del yo, en detrimento del otro.

Durante el proceso terapéutico, se propicia la activación de este mecanismo, mientras la persona se hace responsable de sus necesidades. Es decir, que durante un tiempo constituiría -según esta corriente- un paso necesario para disminuir la inhibición y fomentar el autoapoyo. Sin embargo, éste es un mecanismo que tiene que terminar disuelto al final del proceso terapéutico.

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