La artroscopia es un procedimiento para diagnosticar y tratar problemas en las articulaciones. Un cirujano inserta, a través de una pequeña incisión, un conducto delgado conectado a una cámara de video de fibra óptica. La imagen dentro de la articulación se transmite a un monitor de video de alta definición.

Los médicos utilizan la artroscopia para diagnosticar y tratar una variedad de afecciones en las articulaciones, más frecuentemente aquellas que afectan a la rodilla, hombro, codo, tobillo, cadera o muñeca.

El aparato empleado se llama artroscopio. Es similar al endoscopio, pero de menor longitud, y adaptado de cierta forma para ser más utilizable en una articulación.

La principal ventaja de su utilización, es la posibilidad de que el cirujano vea dentro de la articulación sin tener que realizar una incisión de gran tamaño. Los cirujanos incluso podrían reparar ciertos tipos de daños articulares durante la artroscopia, usando unos instrumentos quirúrgicos delgados que se insertarían en pequeñas incisiones adicionales.

Los médicos a menudo recurren a la artroscopia si quedaron dudas en algún diagnóstico que no se pudieron resolver mediante radiografías y otros estudios de diagnóstico por imágenes.

Aunque ya se conocían otras técnicas endoscópicas desde principios del siglo XIX, se considera al japonés Masaki Watanabe como el "padre de la artroscopia moderna", por evolucionar esta técnica durante las décadas posteriores a la II Guerra Mundial.

Más información: www.mayoclinic.org