Algunas especies de hormigas son capaces de producir un ácido que, al inyectárnoslo cuando nos muerden, nos produce un desagradable picor y escozor. Este ácido lo producen también algunas abejas y las ortigas, pero es denominado «fórmico» por su relación con las hormigas (en latín 'formica').

Es el ácido conocido como «metanoico» en el argot de los químicos, el más simple de todos los ácidos orgánicos: sus moléculas tan solo contienen un átomo de carbono, además de dos de oxígeno y dos de hidrógeno. Así pues, la fórmula del ácido fórmico se puede expresar como H-COOH.

El ácido fórmico fue aislado en 1672 por primera vez por el naturalista inglés John Ray destilándolo a partir de hormigas rojas (Formica rufa) machacadas.

Algunas bacterias también pueden producir ácido fórmico a partir del piruvato en una reacción catalizada por el enzima piruvato-formato liasa.

En el año 2000 el ácido fórmico también fue hallado en la cola del cometa Hale-Bopp. Puesto que la síntesis orgánica de estas moléculas es inviable bajo las condiciones espaciales este hallazgo parece sugerir que a la formación del sistema solar debió anteceder un periodo de calentamiento durante su colapso final.

El ácido fórmico también se encuentra presente en la troposfera y es parcialmente responsable de la lluvia ácida.​ Los orígenes de su presencia son aún especulados pero algunos autores la han relacionado con el ácido fórmico liberado por las hormigas del Amazonas.

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