Las cianobacterias constituyen un filo dentro del dominio de las bacterias. Se trata de los únicos organismos procariontes que desarrollan esta clase de fotosíntesis. Cabe destacar que, antiguamente, esto seres eran conocidos como algas cianofíceas, algas cianófitas o algas verdeazuladas.

Sin embargo, cuando fue descubierta la diferencia entre las células eucariotas y las células procariotas, comenzó a imponerse la idea de cianobacteria.

Las células de las cianobacterias suelen ser más grandes que las células del resto de las bacterias. Su capacidad para desarrollar la fotosíntesis oxigénica fue vital en la evolución de la biosfera, con la aparición de las cianobacterias, que toman el hidrógeno del agua y liberan oxígeno, la atmósfera terrestre comenzó a poblarse de este gas. De este modo, las cianobacterias contribuyeron a que aparezcan los metabolismos aerobios.

Los hábitats preferidos por las cianobacterias son los ambientes lénticos (lagos y lagunas), suelos húmedos, troncos muertos y cortezas de árboles. Algunas especies son halófilas y habitan en los océanos, mientras que otras, termófilas se encuentran en los géiseres.

Su reproducción es asexual, de forma vegetativa, pueden aparecer esporas que son fragmentos de la propia célula, o bien exosporas las cuales salen al exterior al romperse la pared, establecen intercambio de material genético.

Algunas cianobacterias producen toxinas y pueden envenenar a los animales que habitan el mismo ambiente o beben el agua.

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