En un memorando de mayo de 1938, Josef Goebbels, el ministro de propaganda nazi, fue el primero en sugerir una "marca distintiva general" para los judíos alemanes. El jefe de la policía de seguridad Reinhard Heydrich reiteró la idea en una junta que se llevó a cabo el 12 de noviembre de 1938, convocada por Herman Göring después de Kristallnacht, "la noche de los vidrios rotos".

Inmediatamente después de la invasión de Polonia, los judíos fueron obligados a llevar unos brazaletes con la Estrella de David y después confinados en guetos, siendo el de Varsovia el más grande de todos.

Los judíos, encerrados en el interior de un espacio rodeado por muros, padecieron la falta de comunicaciones postales y el corte de las líneas telefónicas. Además, los espacios carecían de áreas verdes y el gas y la luz sufrían frecuentes cortes de suministro.

Con el tiempo, las raciones alimentarias también se vieron reducidas a la mínima expresión.

En la Europa occidental ocupada por Alemania, los intentos por introducir el uso de la insignia se toparon con diversos grados de oposición por parte de la población y los funcionarios locales.

Los alemanes implementaron un complejo sistema de insignias para identificar a los internos de los campos de concentración, que consistían en triángulos invertidos, cuyos colores denotaban la categoría del prisionero.

Los judíos encarcelados en campos eran marcados con dos triángulos amarillos que formaban una estrella de David.

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