La palabra bonhomía proviene del francés bonhomie y significa afabilidad, sencillez, bondad y honradez en el carácter y en el comportamiento.

La voz bonhomía es un galicismo: está incorporada en el léxico francés desde el siglo XVIII. Formada por ("bon"): bueno y ("honme"): hombre. La bonhomía es la sencillez unida a la bondad en el carácter y las maneras.

El vocablo francés bonhomie llegó a nuestro idioma como bonhomía. El término hace referencia a la bondad, la cordialidad y la simpleza de un individuo.

La bonhomía, por lo tanto, es una cualidad de la personalidad y un rasgo que puede advertirse en la conducta. Aquel que dispone de esta característica actúa de manera solidaria, compasiva y honrada.

La filantropía y el altruismo son otros valores implícitos en la bonhomía. Quien tiene bonhomía, en definitiva, es una buena persona.

En el caso de una mujer que invierte su tiempo libre en ayudar a los demás que suele preparar la comida en un comedor comunitario, da clases gratuitas de apoyo escolar a niños carenciados y lee cuentos a ancianos que viven en una residencia de mayores. Gracias a estas acciones, todos los que la conocen hacen hincapié en su bonhomía.

En cambio, un empresario que acumula una gran cantidad de dinero por explotar a sus empleados y dedicarse a actividades que atentan contra la salud de la población, no se destaca por su bonhomía. Puede decirse que es un sujeto avaro, mezquino y egoísta; antónimos todos de la palabra bonhomía.

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