El origen etimológico de la palabra dilatación se encuentra en el latín, más concretamente en “dilatio”, que puede traducirse como “extenderse en varias direcciones”. Esta palabra se compone de las siguientes partes: el prefijo “dis-“, que es equivalente a “separación múltiple”; “lat” que significa “llevar” y el sufijo “-ción”, que se usa para indicar “acción y efecto”.

En el ámbito de la física, la dilatación es el aumento de la longitud, la superficie o el volumen de un cuerpo a causa de la separación de sus moléculas por la disminución de su densidad. La dilatación térmica, en este sentido, se produce ante el aumento de temperatura de un cuerpo, como cuando se expanden las vías de un ferrocarril.

En los gases el fenómeno es diferente, ya que la absorción de calor aumenta la energía cinética media de las moléculas lo cual hace que la presión sobre las paredes del recipiente aumente. El volumen final por tanto dependerá en mucha mayor medida del comportamiento de las paredes.

Cuando un área o superficie se dilata, lo hace incrementando sus dimensiones en la misma proporción. Por ejemplo, una lámina metálica aumenta su largo y ancho, lo que significa un incremento de área. La dilatación de área se diferencia de la dilatación lineal porque implica un incremento de área.

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