Del latín peculare (pecus=ganado, dinero), el peculado es un delito que consiste en el hurto de los caudales públicos por quienes están encargados de su cuidado, en clara referencia a la malversación de los fondos públicos. El peculado es la apropiación indebida de los bienes o dinero perteneciente al Estado por parte del funcionario público encargado de su control o custodia.

En el campo del derecho, el peculado sólo puede ser cometido por el funcionario público en ejercicio de sus funciones, es decir que el sujeto activo del delito no puede ser cualquier persona sino aquella designada por el propio Estado para administrar y custodiar el tesoro público.

La calidad de funcionario público funciona como un agravante de la estafa, que no necesariamente implica la apropiación indebida del dinero sino que puede ser utilizado, dentro de la administración pública, para un destino distinto del que le fuera encomendado, constituyendo malversación de fondos fiscales.

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