Según la Real Academia Española, piropo es "un dicho breve con que se pondera alguna cualidad de alguien especialmente la belleza de la mujer". Presente en la literatura desde el Siglo de Oro, al igual que en otras manifestaciones artísticas como la zarzuela.

Entre 1928 y 1930, estuvo prohibido piropear a las mujeres por orden del gobierno de la Dictadura de Primo de Rivera, conocida como la Dictablanda. Mediante un Real Decreto se anunciaba el propósito de combatir "el desarraigo de costumbres viciosas, gestos, ademanes, frases groseras o chabacanas aún con intención de galantería". Las infracciones estaban penalizadas con penas de 5 a 20 días de reclusión y de 40 a 500 pesetas, que en esa época representaba una pequeña fortuna.

Difícil hacer efectivas las sanciones ya que pronto surgió la picaresca popular para sortearlas. Empezaron a aparecer carteles, "Eres un monumento" "So guapa" en un alarde de imaginación ya que el decreto no contemplaba esa manifestación escrita. Según la prensa de la época sobresale un cartel que decía "Adios Vicenta, no te digo nada por temor a las cuarenta".

La ley duró dos años, quedando derogada con la instauración de la II República. En la actualidad el piropo está en franco retroceso. Numerosas asociaciones abogan por su eliminación ya que no cabe en un marco regulador de la igualdad real por tratarse de una forma de agresión.

Más información: kerchak.com