Con 2457 m. el monte Parnaso tenía en sus laderas el Templo panhelénico de Delfos dedicado a Apolo y el célebre Oráculo de Delfos. Fue uno de los santuarios griegos más antiguos y centro religioso y político de la Grecia antigua.

Fue consagrado a Apolo puesto que él había vencido a la serpiente Pitón quien custodiara el lugar, según la leyenda. En la ladera meridional del monte se erigió dicho templo aprovechando un manantial de aguas sulfurosas. De acuerdo al mito, Apolo seguía presente allí y hablaba a través de una sacerdotisa, la Pitia, que había de ser una muchacha virgen.

La leyenda también señala que aquí se reunían y moraban las divinidades menores dedicadas a la poesía y al canto procedentes del monte Helicón(las musas, y las náyades) atraídas por la lira de Apolo. Por este motivo se considera esta zona montañosa como la patria simbólica de los poetas.

Se pensó por muchos años que todo era una fábula de Plutarco, filósofo y biógrafo griego, pero en 1889; Theóphile Homolle, arqueólogo francés; excavando en el monte encontró el Tesoro de los Atenienses y la célebre auriga de Delfos corroborando entonces la existencia del templo. En 1903 finalizó los trabajos erigiendo el Museo de Delfos, el más importante en la actualidad.

Más tarde en 1990, nuevos hallazgos de dos fallas en el terreno y restos de hidrocarburos ligeros(etano, metano y etileno) en las rocas del lugar, certificarían el efecto de los vapores en las personas que vivían o pernoctaban en la zona.

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