Una vestal era una sacerdotisa de antigua religión de Roma, que estaba consagrada a la diosa del hogar Vesta y su misión fundamental era mantener el fuego sagrado.

En los pueblos antiguos, no solo los latinos sino también de muchas otras culturas, se solía mantener un fuego comunitario -focus publicus- con el fin de proveer una llama eterna siempre disponible en caso de que el fuego del hogar familiar se apague accidentalmente.

A medida que la sociedad fue evolucionando, al menos en Grecia y en Roma, este fuego pasó a ser sinónimo de familia y unidad, por lo que ganó una gran importancia simbólica.

Las vestales era una excepción en el mundo sacerdotal romano, que estaba casi por entero compuesto de hombres. Sus orígenes datan desde los inicios históricos romanos, cuando Roma no era ni una República ni un Imperio, sino una Monarquía dominada por los reyes etruscos. La madre de Rómulo y Remo, según dice el mito fundacional de Roma, fue una virgen vestal.

Se seleccionaban siendo niñas y debían permanecer vírgenes durante los 30 años obligatorios de permanencia al servicio de Vesta. Eran seleccionadas por el Pontífice Máximo a la edad de seis a diez años.

La exigencia de la virginidad en las vestales, proviene de los tiempos de los antiguos pobladores, cuando a las muchachas jóvenes y solteras se les encargaba la tarea de vigilar el fuego sagrado, ya que no tenían familia ni tareas hogareñas que atender.

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