En agosto, un grupo de políticos, representantes de la línea dura del PCUS y la KGB, que se oponen a las reformas lideradas por Gorbachov impulsaron un golpe de Estado y los tanques ocuparon el centro de Moscú.

Gorbachov se había embarcado en un ambicioso programa de reformas desde su llegada al poder que se basaba en dos conceptos: Perestroika y Glásnost. Estos movimientos encontraron resistencia y sospechas por parte de los miembros de la línea dura del sistema soviético. Las reformas liberaron algunas fuerzas y movimientos que Gorbachov no esperaba.

El intento de golpe de Estado, también conocido como el Golpe de Agosto, fue un período de tres días comprendido entre el 19 y 21 de agosto de 1991, en el que un grupo de miembros del Gobierno y del KGB de la Unión Soviética depusieron brevemente al presidente de la URSS Mijaíl Gorbachov e intentaron tomar el control del país.

Boris Yeltsin, hasta entonces la mano derecha de Gorbachov, se erigió como la resistencia visible a los golpistas. Este hecho acabó por debilitar al Presidente ante la opinión pública.

Fracasado el golpe, Yeltsin se convierte en el nuevo hombre fuerte del país. El proceso de disolución de la URSS empezó a materializarse en septiembre de 1991 al reconocerse la independencia de las tres repúblicas bálticas: Estonia, Letonia y Lituania.

Finalmente, el 25 de diciembre de 1991 dimitió Gorbachov como presidente de la Unión Soviética y el 31 del mismo mes se disolvió oficialmente la URSS.

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