Eduardo Sívori (1847-1918) fue un pintor argentino considerado uno de los más importantes exponentes del realismo pictórico argentino de fines del siglo xix.

Entre sus obras figura El despertar de la criada, enviada al Salón de París de 1887, y actualmente en el Museo Nacional de Bellas Artes. Este cuadro, un desnudo de mujer de tamaño natural, logró suscitar en Buenos Aires lo más afirmativo del talento de Sívori. A idéntica inspiración obedecen otros cuadros suyos: La pequeña rentista, La nueva sirvienta, La muerte de un campesino, Idilio campestre y Sin familia.

Expuso en el Salón de París hasta 1891, fecha en que regresó a Buenos Aires. La frecuentación de los talleres de importantes pintores en París, y el conocimiento de los impresionistas, contribuyeron a decidir la evolución de su visión y de su técnica.

Otras de sus composiciones son: Niñas bañándose, el sólido y bello Retrato femenino en el Museo Nacional, que puede incluirse entre los más dignos de su arte. Su Autorretrato, de 1885, existente también en dicho Museo, expresa uno de sus mejores momentos.

En Buenos Aires encaró una expresión más sutil a través del paisaje pampeano y del retrato, género éste en el que ya había demostrado sobrado dominio. Fue uno de los primeros que realizó arte nacional y logró incorporar algo de la belleza de la pampa, en Los gauchitos, A la querencia, Puesto criollo, La pampa en Olavarría. Sus óleos tienen tiernos y ligeros colores que los acercan a la acuarela.

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