Ganímedes era un atractivo joven, hijo del rey Tros, lo que lo convertía en un príncipe troyano. El chico se encontraba en el monte Ida de Frigia, cuidando el ganado y estudiando, pero un día se topó con el dios principal del Olimpo. Zeus se enamoró a primera vista, se transformó en águila y de esa forma Ganímedes fue secuestrado por el dios del trueno y llevado al Olimpo.

El hecho es relatado en el poema la Tebaida, escrito por Estacio: “Aquí el cazador frigio es llevado por el aire sobre alas leonadas, la cordillera de Gárgara se hunde a medida asciende, y Troya se desvanece bajo él; tristes quedan sus camaradas; en vano los perros cansan sus gargantas ladrando, persiguen su sobre o aúllan a las nubes”.

En el Olimpo, Zeus lo hizo su amante y su belleza maravilló a todos los dioses en general; incluso le dieron el honor de convertirse en el copero de ellos, remplazando a Hebe, quien era hija de Zeus y la encargada de servir la Ambrosía (la bebida de los dioses).

La historia sobre Ganímedes y Zeus, es una leyenda de origen troyano, que según Platón, era utilizada para explicar las actividades homosexuales que se realizaban en aquellos tiempos.

El padre de Ganímedes se sentía preocupado por el paradero de su hijo, así que el apuesto joven permitió a Hermes (el dios mensajero) para hacerle saber que ahora era inmortal y estaba con Zeus, cuyo amor hacia Ganímedes era tan grande, que lo hizo ascender a los cielos para así convertirse en la constelación de Acuario.

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