La Segunda Guerra Mundial es, a día de hoy, uno de los conflictos de la Historia que más cadáveres ha dejado tras de sí.

La Unión Soviética fue el país con más víctimas mortales durante la Segunda Guerra Mundial: casi 24 millones de personas, de las cuales 8.860.400 eran militares.

Hay estimaciones de entre 50 y 60 millones de personas fallecidas, elevándose hasta más de 100 millones según los cálculos más pesimistas​ y de 40 a 45 millones según los más optimistas.

Entre las víctimas mortales se cuentan combatientes y población civil, víctimas durante los bombardeos sobre ciudades, pero también como resultado de las particulares circunstancias del conflicto que llevaron a violaciones masivas de los derechos humanos.

El Holocausto fue su máximo exponente, junto con la deportación y reclusión en campos de concentración; y la desprotección de los millones de refugiados y desplazados, sometidos a hambrunas y los rigores del clima.

La URSS tuvo entre 17 y 37 millones de muertos; China entre 8 y 30 millones; Alemania entre 4,5 y 10 millones de pérdidas ​(1,5 millones de civiles por bombardeos aliados); Polonia fue el cuarto país con más muertos, entre 3 y 6 millones incluyendo la población judía muerta en el Holocausto.

La hambruna que la guerra provocó en Bengala mató a 2 millones de indios. ​Japón perdió 1,2 millones de soldados y un millón de civiles muertos y 1,4 de desaparecidos.

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